- El periodista Carlos Hernández de Miguel y el ilustrador Ioannes Ensis reviven en cómic el relato de Antonio Hernández, español que pasó cuatro años en Mauthausen
A veces, el corte del papel puede doler más que el de un cuchillo. Tiene una explicación física. La cuchilla es recta y su corte limpio, mientras que el corte de un papel flexible es irregular y sucio. Pero también existe en ocasiones una razón de raíz más poética: hay hojas que al leerlas, duelen.
Es el caso de Deportado 4443, un cómic que remite a un dolor histórico con referentes de altura que van de Art Spiegelman a Fréderic Pajak pasando por Joe Sacco. Y lo hace tanto por la durísima historia real que narra como por la obliteración histórica a la que esta y muchas otras ha sido sometidas durante demasiados años.

Extracto de la portada de ‘Deportado 4443’. Ediciones B.
Se trata del testimonio de Antonio Hernández Marín, uno de los 9.300 españoles y españolas que sufrieron en sus carnes lo que significaba vivir y morir en un campo de concentración nazi. Estuvo cuatro años y medio en Mauthausen, donde se estima que fueron asesinadas más de 100.000 personas.
Hoy, su relato revive gracias a la unión de fuerzas de su sobrino, el periodista y colaborador de eldiario.es Carlos Hernández de Miguel, y del ilustrador e historiador Ioannes Ensis en Deportado 4443. El libro, publicado por Ediciones B, se presentará este miércoles 3 de mayo a las 19 horas en la galería Swinton & Grant, en un debate con familiares de las víctimas moderado por Ignacio Escolar.
La historia de una voz que son muchas voces
Antes de habitar las páginas de este cómic, el testimonio de Antonio Hernández llegó a Twitter. En enero de 2015, la voz del prisionero español tomó la forma de @deportado4443, una cuenta que durante tres meses y medio narró en directo su experiencia en el campo de concentración.
Tras combatir en la Guerra Civil, Hernández tuvo que exiliarse. Más tarde se alistó en el Ejército francés para combatir el nazismo, pero fue capturado y terminó en Mauthausen, donde se convirtió en un número: 4443.
La narración en Twitter de lo vivido allí llegó a tener una gran repercusión, con más de 40.000 personas que siguieron su testimonio. Su perfil era un agujero en el tiempo que nos trasladaba a otra época para narrarnos en primera persona y en presente qué estaba viendo. Su historia luego se convirtió en documental y ahora se ha transformado en un cómic.
«El objetivo era imaginar que le habíamos dado un móvil a un prisionero de Mauthausen y que tuiteaba lo que veía», cuenta a eldiario.es Carlos Hernández, el artífice de la iniciativa para divulgar las vivencias de su tío en la red social. «Era una mirada al pasado pero que contaba lo que pasaba en tiempo real y que podías leer comiendo o en el bus», cuenta el periodista. «Convertí a @deportado4443 en el portavoz de todos sus compañeros e iba contando cosas que realmente pasaron a todo un colectivo de nada menos que 9.300 españoles y españolas».
Su voz llegó hasta los oídos de Ioannes Ensis, dibujante e historiador. «Me llamó y me dijo: ‘Me ha emocionado tanto esta historia que además no conocía, que tengo la necesidad de ilustrarlo'», explica Hernández. «Cuando narré esto en Twitter conté con imágenes históricas pero… de los campos de concentración hay muy pocas referencias gráficas, casi todo lo que hay es sobre la liberación pero no sobre su funcionamiento. Ioannes me ofrecía tapar los agujeros que existían en mi relato de lo que eran los campos nazis». Así nació Deportado 4443, un cómic que es hijo directo de la iniciativa en la red social, que a su vez desciende del anterior libro de Hernández, Los últimos españoles de Mauthausen.
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Un combate contra el olvido
«Francisco Franco fue responsable directo de esto, pero es obvio que una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, intentó borrar todo rastro de complicidad con la Alemania nazi, y en ese ‘trabajo’ se incluyó barrer de la historia a estos españoles que habían sido víctimas del franquismo cómplice de Adolf Hitler», defiende el periodista.

Una de las ilustraciones de Ioannis Ensis en ‘Deportado 4443’. Ediciones B.
«Ellos pensaban que a partir del 75 les había llegado el momento del reconocimiento por haber terminado en campos de concentración luchando contra el fascismo. Pero cuando se dieron cuenta de que no iba a ser así, les dolió profundamente», dice el periodista. «Ahora, 40 años después de la muerte de Franco, tenemos que seguir peleando para que esto se conozca, para que aparezca en los libros de historia y nuestros hijos sepan lo qué les pasó a sus abuelos».
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